El Cusco bombardeado

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Foto: Katherine Courrejoyas

Por: Francisco León

Al leer este título, muchos creerán que voy a referirme a las jornadas heroicas de abril de 1958, en las que ciudad estuvo a punto de serlo por aviones enviados por el gobierno. Pero no…

Hace una semana, tuve el gusto de estar en la Ciudad Imperial. Esta vez, asistí por dos motivos. El primero, en calidad de invitado a la Sexta Feria Internacional del Libro de Cusco. Presenté mi libro TAYTA, Cáceres & el secreto de la traición, publicado por Cacho & León editores. Se trata de una nouvelle histórica, orientada al público juvenil. El segundo, participar en un evento del que supe por las redes sociales. Al ver su título quedé intrigado: ¡BOMBARDEEMOS CUSCO!

En mi calidad de Vicepresidente de la flamante Asociación Cultura Natural, decidí tomar contacto con la organizadora, Cricia Ochoa Huamantica. Tras unos wasaps, me informó sobre la novedosa y feliz iniciativa, ya llevada a cabo en varios países del mundo. La idea era juntar un grupo de voluntarios para fabricar bombitas ecológicas”. ¿Qué era esto? ¿Terrorismo ecológico? Me pregunté. Nada de eso. Se trata de unas bolitas de tierra natural mezclada con humus y forrada con una capa de arcilla roja. En su interior se colocan semillas de árboles. Así, se arrojan sobre la superficie elegida para reforestas. Las semillas quedan por un lado protegidas de los animales que pueden comérselas, como las aves, y por el otro dentro de un entorno que posibilita su crecimiento. Todo ello, hasta que la lluvia, o el agua de una mano amiga, las fusione con el suelo.

Me sorprendió constatar la cantidad de jóvenes voluntarios que prestaron su concurso a la iniciativa. Después de una reunión de coordinación, participativa y explicativa a cargo de Cricia, quedamos en vernos a la mañana siguiente en el distrito de Wanchaq, lugar elegido para el primer lanzamiento.

El padre Inti iluminó desde temprano ese domingo. Era una señal, al estar en la ciudad de los hijos del sol. Todo saldrá bien, pensé. Al llegar a la calle vi jóvenes, incluso de otras nacionalidades, y niños que ya se encontraban imbuidos en la tarea de fabricar las bombas. Se sentía un ambiente de confraternidad y camaradería en el ambiente. Un amigo llevó una radio. Escuchamos buen rock, música folclórica y de fusión. A mitad de la jornada hubo un compartir. No pude dejar de pensar en el viejo espíritu del Ayni. Es decir, el trabajo comunal realizado con algarabía.

Arrojar nuestras armas benéficas fue una verdadera fiesta. Después de lanzar las bombas, Cricia tomó la palabra, agradeció a los Apus, a los presentes, a la Pachamama y realizó una invocación en pro de la lluvia. Lo hizo mediante palabras quechuas, secretas, oídas a los Qeros, nos comentó.

Solo me queda felicitar a cada uno de los participantes y a las organizaciones comprometidas que se sumaron a esta causa noble, a la mejor de las guerras, la única que vale la pena, aquella destinada a salvar nuestro planeta.

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Francisco León

Escritor, poeta, editor, historiador, músico. Cursó estudios de literatura en la UBA (Universidad de Buenos Aires). Presidente de la asociación cultural Red Artística Salamanca. Fundador de la revista de literatura La City. Promotor cultural. Publica  la novela corta Resplandor Púrpura (Grupo Editorial RAS, Lima, 2004).