Por: Maruja Valcárcel
Esta es una primera mirada sobre la posible construcción del Aeropuerto de Chinchero, en el Cusco, específicamente en el Valle de Urubamba, llamado por los historiadores, los habitantes y porque así es, el Valle sagrado de los Incas. Y digo una primera mirada pues para tener la foto completa debo retroceder en el tiempo, unos cuarenta años atrás. Sí, parte, se trata ,de la idea, para llamarlo de alguna manera, de un ciudadano apellidado Eurnekian, de origen armenio- argentino, conocido por su inmensa fortuna y, digamos, por una elástica ética a la hora de ponerle el ojo encima a lo que podría significarle el crecimiento de la economía de sus empresas. Estamos hablando del último año del Gobierno Militar, a cargo ya de Francisco Morales Bermúdez. Existía el Plan Copesco, estaba un funcionario apellidado Valdez Marín, se escoge Chinchero, hacen una primera aproximación para establecer las bases de una licitación, encargada a otro funcionario de apellido Somocurcio Vilchez, se solicita ciertos Estudios, no se completan como estaba determinado hacerlos, por tanto no se sabe exactamente si podría tener éxito, si podía concretarse, ya estaba por irse el General y el proyecto se archiva.
No pasa, principalmente, porque no ofrecía la mínima seguridad en lo que llaman manejo del cielo. Iba a ser como volar en aviones manejándolos casi a a ciegas, teniendo montañas inmensas en un lugar que estaba a cinco mil metros de altura. Uno de los aeropuertos más altos del mundo. Llega entonces la Democracia, se elige al arquitecto Fernando Belaúnde Terry, se nombra Ministro de Transporte, resucita de pronto, casi de inmediato , el ya archivado Aeropuerto de Chinchero, se establece las Bases para una segunda Licitación, calco de la primera que se archivó y, bueno, el nombre de la empresa que gana es nuestra tristemente famosa Graña y Montero. Había otra constructora, un Consorcio que, aparentemente es echado a un lado argumentando que a la hora de abrir los sobres para elegir al ganador se encuentran con que G y M ofrecía un monto menor. Pero mis fuentes, con muy buena memoria, afortunadamente, tienen documentos probatorios que desde ese entonces lo que ha venido en llamarse Club de la Construcción ya existía.
En fin, de todas maneras se pide más estudios, se llama a un especialista del Espacio Aéreo, un señor William Cooper, cobra 18 mi dólares, entrega los resultados simultáneamente a Corpac y a Copesco. Cooper era funcionario de la OACI, máxima entidad donde sin su aprobación no se mueve nada en los cielos,de manera que se esperaba un informe validado por ellos.Pero algo sucede en el camino. Cooper dice en el informe dejado a los responsables de Corpac que el Aeropuerto de Chinchero es inviable por la ubicación que se ha escogido para el mismo. Extrañamente, la página 20 de ese estudio es cambiada por otra cuando es entregado a Copesco. Sí, la página 20 es cambiada. Nuestro experto, el inglés Cooper ha cambiado de opinión y dice que sí se puede construir el Aeropuerto donde le sugieren que diga. Evidentemente el señor Alfredo Novoa, Copesco, ha conseguido convencer a Cooper. Estaba en contra de la localización del proyecto por el peligro a la hora de aterrizar en el informe a Corpac pero ya no hay peligro en el informe entregado a Copesco. Se protesta ante la OCI, se pide que regrese el inglés Cooper a enderezar el entuerto pero Copesco ya tiene lo que necesita. Cooper ha dicho que sí se puede en una edulcorada y recién estrenada página 20. Algo similar a lo ocurrido hace mucho tiempo atrás ¿Recuerdan la página 20?.Se archiva nuevamente. No va más, se dice.
Cada paso que se ha dado para que el Gobierno de turno entienda que no es cuestión de seguir la “idea” del ciudadano armenio-argentino, el señor Eurnekian, sobre el lugar de la pampa de Chinchero para un nuevo aeropuerto, está documentado, existen suficientes Resoluciones Ministeriales y demás para comprobar la historia de este atropello a nuestro Patrimonio Arqueológico, Cultural y, asunto que merecería más atención porque se trata de vidas humanas, el principio de seguridad , sobre todo a la hora de aterrizar. Y esto porque lo que va a llegar a ese Aeropuerto es un avión y ese avión trae una preciosa carga de seres humanos que tendrán como última visión, una gigantesca montaña.
Pero el tiempo pasa a veces tan de prisa que los ciudadanos, quienes habitan en el Perú, no conocen la génesis de este endemoniado proyecto que, durante su gestación que ya le toma más de cuarenta años, nos cuesta varios millones de dólares. Han pasado también varios gobernantes hasta que nos llega Toledo, vestido ahora con un buzo rojo para que esté cómodo en una cárcel USA. Pero, algunos años atrás, este hombre, aún joven, llegaba a ESAN, donde conoce a Alfredo Novoa. Vaya encuentro, es el comienzo de lo que puede convertirse en un error sin regreso para nuestro país pues Toledo, ya Presidente, recuerda el plan de Novoa , recuerda que puede pasar a la Historia con la construcción del Aeropuerto de Chinchero, nada menos que en el Cusco, lugar consignado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, emite un Decreto, sacan a la luz una Ley, la 27028 y declara de Necesidad Pública el Proyecto. Ya está.
Diríamos que es el comienzo de la historia contemporánea, nuestra vida de ahora, donde tenemos a los personajes, a los funcionarios, a los congresistas y Presidentes que han tenido un papel protagónico (agónico, vendría mejor…) en este desconcertante y caprichoso Proyecto de construir un aeropuerto, los tenemos enfrente, un aeropuerto justo en un lugar geográfico que , según estudios serios , sobre todo de expertos de nuestra Institución de Aeronáutica Civil. comprometidos con su país, que en decenas de estudios de toda clase, alertan en documentos, en centenares de documentos y pruebas, que no se puede hacer, que el proyecto es INVIABLE.
Estese artículo es nada más una mirada a velo de pájaro. Hay más, mucho más. Iré mostrando todo lo que he investigado. Será la historia que quizás necesite nuestra actual Administración. Estamos a tiempo porque, cuidado, ya la UNESCO está mirando a ver si nos quitan eso de ser Patrimonio de la Humanidad. Este país mágico, de gente hermosa, es nuestro. Es nuestro.
Cartas han ido a cada una de las autoridades que podrían enderezar el rumbo hacia el desastre. Casi durante todo el desarrollo de este tortuoso camino, defendiendo nuestra Cultura y la seguridad de quienes serían huéspedes de una tragedia. La respuesta ha sido el silencio. De todos. Es tiempo de hacernos oír.