Algunos soportes alternativos para la creación literaria

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Foto: Freepik

Por: Francisco León

Dentro de mi ponencia titulada “Creación de un mercado paralelo en el ámbito editorial”, dada en la Casa de la Literatura, para un programa promovido por el Ministerio de Educación, expuse la manera de llevarlo a cabo, con soluciones factibles basadas en la frase: Make it do yourself, o hazlo tú mismo; muy en boga dentro del movimiento punk de finales de los 70 comienzos de los 80.

Las nuevas tecnologías han permitido el rápido crecimiento de múltiples editoriales independientes, cuyo problema, en realidad cuello de botella, surge al llegar a la etapa de difusión, entiéndase medios y distribución, pues ambos continúan al servicio, o son parte, de grupos hegemónicos, que sólo buscan y permiten la promoción de cierto tipo de escritos y escritores que les son funcionales pues se enmarcan en el canon por ellos determinado. Este a su vez obedece a lo que se “ordena” desde afuera, casi de manera general en editoriales trasnacionales de raíz española. Hablé también sobre la necesidad de trabajar en grupo, es decir, lograr en el tiempo, luego de un arduo intercambio vía “redes”, una auténtica Feria del Libro, donde los autores y editores independientes, incluidos los de provincia, tengan representación. Y mencioné ciertas “formas” de soporte que me parecieron importantes.

El Fanzine

Palabra que proviene del inglés Fan Magazine, o revista de fanático, que no debe ser entendido como algo fácil, no trabajado, sólo burda fotocopia, literatura basura y demás clichés pseudo kitsch hacia los que se orientan, por lo general, este tipo de publicaciones. Todo lo contrario, haremos un breve análisis del porqué y para qué del fanzine como producto de la necesidad y de aquello que está llamado a satisfacer.

Recalcamos, el fanzine es, o debe ser, trabajo de artesano, por lo tanto se deben cuidar muy bien los detalles. Sin la falsa pretensión de ser revista, pero en busca del objetivo que creemos persigue, debe presentar alternativas diferentes a lo establecido y estandarizado, con una estética propia, asentada en el asalto a la creatividad valiéndose de los pocos recursos disponibles.

En esta era mediática, los soportes virtuales para plasmar una obra son múltiples: Grupos de interés, páginas web, blogs, Ebooks, donde el escritor puede “materializar” su trabajo a costo muy bajo, entonces, ¿Qué necesario sigue siendo el fanzine?, aún en papel impreso. Consideramos que nada puede compararse a la experiencia surgida de la unión de tres elementos: El fanzine, (libro o revista), el lector y la circunstancia o entorno donde se lee, esto jamás la otorgará la lectura frente a un computador o Lap-Top transportable. Qué inigualable leer a Walt Whitman en el campo, a “Luchito” Hernández frente al mar, a Manuel Scorza en alguna calle solitaria o a César Vallejo frente a las vastedades del ande. En este sentido, nos situamos en las antípodas del sueño de Bill Gates, quien declaró que antes de morir le gustaría presenciar el fin del libro en papel impreso como soporte para la lectura.

Es necesario citar al Mahatma Ghandi, quien dijo una frase que encuadra a la perfección con nuestra realidad nacional: “Somos un país muy pobre para no darnos el lujo de invertir en cultura”, hermoso y contundente llamado, pero que la clase dirigencial se niega a oír pues vive de la ignorancia del pueblo. Entonces aquí es donde entra a tallar el papel real del fanzine: BRINDAR CULTURA A COSTO MÍNIMO. Entendámoslo bien, no la anquilosada percepción que se tiene de una cultura oficializada-occidental, sino aquella intersticial, la que se filtra ácidamente entre los pocos espacios que le dejan, aquella de las sub-culturas, cualesquiera que estas sean.

La opción ecológica, las k@rtoneras

Otra posibilidad interesante, es el caso de las editoriales cartoneras, una feliz iniciativa surgida en la Argentina de la crisis económica y reproducida en varios países de América, donde lo que cuenta es el contenido, pues las hojas también son hechas en fotocopia y muchas veces con material reciclado, la carátula trabajada con base a cartones pintados a mano, cosidos, engrapados, con remaches, y mil formas de unión para lograr “el libro”.

Al igual que el fanzine, es un medio eficaz de otorgarle voz a aquellos que no la tienen, pues se encuentra “velada” (la referencia a Julio Ramón Ribeyro es obvia). Mas cómo explicarle esto a alguien que deja los riñones en el trabajo por un sueldo miserable y sólo espera el fin de semana para embrutecerse con alguna droga legal o ilegal que le haga olvidar la dura realidad que se reiniciará el lunes tras la resaca. Ardua es la tarea, el ideal le pertenece a ellos, a los “involucrados”, quienes como en el mito de Sísifo nunca se darán por vencidos, he allí su victoria y su castigo.

Conclusiones

Ante la pregunta: ¿son necesarios el fanzine y el libro k@rtonero como soporte?, podemos afirmar categóricamente que sí.

A continuación algunas razones:

  • El costo prohibitivo de los libros originales en el Perú.
  • La facilidad de acceso al público no lector, (mayoría del país)
  • La necesidad de compartir nuestra experiencia creadora.
  • Los distintos niveles de “argolla” o amiguismo, que impiden una real difusión “democrática”, de los cuales estas dos formas literarias deben estar exentas.
  • La dificultad que presentan los canales de masificación y distribución “oficiales”.
  • El bajo costo de producción.
  • El escaso costo de venta, que es mínimo, o nulo en algunos casos.
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Francisco León

Escritor, poeta, editor, historiador, músico. Cursó estudios de literatura en la UBA (Universidad de Buenos Aires). Presidente de la asociación cultural Red Artística Salamanca. Fundador de la revista de literatura La City. Promotor cultural. Publica  la novela corta Resplandor Púrpura (Grupo Editorial RAS, Lima, 2004).